jueves, 26 de febrero de 2015

Marionetas de la publicidad.

Cada vez estoy más convencida de que los seres humanos somos como marionetas. Sí, siempre hay excepciones a las reglas, y como en todo en la vida, algunos se salvan. Aun así, la mayor parte de nosotros estamos enormemente influidos por los medios, la publicidad, nuestros ídolos, las tendencias, las modas, las marcas, y por una interminable lista de cosas, de las que muchas veces no somos conscientes, pero que están presentes en nuestro día a día, y van modelando nuestro comportamiento.
¿Por qué digo esto?


He aquí mi gran obra de arte de la semana… con una pequeña crítica inserta en ella:




Esta semana en clase, lo que he explicado en el comienzo de la entrada, no ha sido difícil de demostrar. Se nos presentó este cartel publicitario de Chanel, en el que había tres figuras, de mujeres, una de ellas de pie mirando a las otras dos, sentadas en un sofá.

Esperad, ¿sentadas? Yo no lo definiría así, sinceramente. Para qué mentir, esa postura no tiene nombre, porque nadie en la vida real se colocaría de esa forma. Pero claro, nosotros estamos demasiado entretenidos mirando la ropa que llevan y lo originales que son el sofá y el suelo a cuadros. Lo que la marca busca es comparar el desfasado estilo de su ropa con las nuevas tendencias de la misma, para transmitir a los clientes su rejuvenecimiento.

Lo que yo me pregunto es, ¿no podrían hacerlo de una manera natural? Es decir, yo me veo más identificada con una modelo de talla normal, de pie o sentada como cualquier persona, y eso me incitaría a comprar esa ropa.

En cambio así… 

Por suerte aún queda gente, como Yolanda Domínguez, esas excepciones a las reglas, esas personas que, con su visión irónica y crítica de la sociedad, consiguen sacarnos una sonrisa a la vez que nos abren los ojos.

Y podríamos encontrar mil ejemplos como el de Chanel. Nosotros, futuros educadores, debemos estar alerta, y observar la cantidad de maneras que existen actualmente para manipular a los niños. El caso más claro es la campaña navideña de juguetes, que incita al consumismo de una manera totalmente sexista, y presentando imágenes irreales a los pequeños, esos seres inocentes que creen todo lo que ven y no son capaces de ser lo suficientemente críticos.

En fin, llegados a este punto hay una cosa que está clara, es una discusión que no tiene fin, y desde luego no tiene solución inmediata dada la sociedad en la que vivimos.



Bien, por último hago referencia a un vídeo en el que se mostraba a una chica, mendigando en la puerta de la tienda Chanel, pidiendo dinero para poder comprar un bolso. No es difícil adivinar lo que hay detrás, una clara crítica al consumismo. Nos desvivimos por adquirir cosas que para nada son necesarias para vivir, mientras otras personas sobreviven sin apenas nada.

Deberíamos reflexionar sobre tantas cosas, que se nos acumulan, y al final decidimos seguir con nuestras vidas haciendo como si nada de eso existiese.

Ahí lo dejo.
¡Hasta la próxima!

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